Dicen que las personas seguimos vivas hasta que nuestro corazón deja de latir. Y mientras este late, vivimos.
Cuando toda esperanza muere, es como si te arrancasen medio corazón, así, sin más, sin anestesia ninguna, ni siquiera local. Sientes esa oscuridad reodeandote, porque lo que más duele es que solo te importa a ti, su mundo no va a dejar de girar porque tú te sientas mal, no va a mirar atrás porque sangres, y tampoco va a tenderte su mano para levantarte, te preguntas "¿por qué?" por una sencilla y mísera razón, no le importa.