Antagonista a su pasado
allí me encontraba yo,
acariciando su espalda,
sin soportar todavía
ese exceso de amabilidad y sonrisa.
Es de este tipo de gente, ¿sabéis?
de esos que bailan bajo la lluvia,
cantan a deshora
y jamás incluyen el gris en su gama de colores.
El problema es
que sigo sin poder amar sus defectos
sin valorar sus virtudes,
quemándome entre sus sábanas verdes,
sin dejar de anhelar otra historia.