Durante años traté de auto-convencerme de que nuestra historia era imposible,
de que alguna vez tendríamos esa anhelada y feliz conversación en la que -como dos personas racionales- hablásemos de como nos sentimos durante todo ese y este tiempo,
soñaba 7 noches al mes con trepar por tus muros de piedra y abrir la puerta de tu alma.
Sin embargo, siempre supe que eso era colarse, que yo no era bien recibida,
me enseñaron a que no llamara a las puertas de quienes no me querían, por eso nunca volví.
Desesperadamente buscaba la solución mágica y efectiva para arrancarme las espinas,
para poder mirar hacia delante sin girar la cabeza ni un segundo.
Nadie podría pagar en este instante la plenitud emocional que siento al poder decir:
ya ha acabado, por fin ha terminado para mí.
Mañana será otro día, y por una cuestión de méritos personales y ajenos,
a pesar de que para decir «con Dios » nos sobraron los motivos hace mucho tiempo,
ha llegado el momento de decir que estos son los últimos versos que te escribo.
A día de hoy solo quiero darme las gracias a mí misma, por muy ególatra que pueda parecer,
por soportar la tempestad, por ser fuerte, por salir a paso firme y por no dejarme vencer,
y aunque nunca salgas entero de una historia de amor,
el crecimiento personal, el aprendizaje y la superación hacen que las ganas de vivir sean más grandes que nunca.
A veces solo hace falta un click. Un click para entender que ninguno de mis futuros es contigo.
Gracias a los dos, a ti y a mí. Por lo bueno, por lo malo, porque no es día de hacer balanzas,
es día de cerrar puertas, de cerrar ventanas, cambiar de barrio y sonreír por lo que está, por lo que nunca se fue, por lo que viene y por lo que vendrá; por la fortuna, por el talento, por las cervezas, por el amor sincero e incondicional, por la literatura, por los amigos, por la familia, por la felicidad.
Solo puedes mirar hacia delante cuando estás convencida de que al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos.
(Por último, y esta vez de verdad, aunque nadie vaya a leer esto. Estoy prácticamente segura de ello, no voy a seguir utilizando este blog, crearé uno nuevo, porque este empezó en una etapa de mi vida que ya no me pertenece, que no se corresponde con mis metas, mis ilusiones, mis sentimientos, mi vida y mi "yo" actual. No renuncio a ella, pero a veces hay que saber marcharse y empezar de cero. No tengo intención de borrarlo porque el pasado no se borra, está ahí, y lo primordial es que no haga daño a nadie. Los contenidos de este modo de desahogo personal y mala expresión poética están en una parte de mi corazón que ya no grita, que no habla, que no susurra, pero que fueron trascendentales para mí en otro tiempo. Simplemente, gracias; gracias por la vida, gracias por el presente, que es lo más valioso que tenemos.)
martes, 11 de agosto de 2015
martes, 19 de mayo de 2015
Aunque tú no lo sepas
Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos.
Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.
También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.
Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.
Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.
Luis García Montero
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