Nunca has dejado de ser fantástica en todos estos años, eres pura e indecente, maravillosa en tu imperfección, el coche con los frenos rotos que yo elegí, y el que siempre sabe conducirme por el lado correcto de esta carretera. Tantos años ya a tu lado simplificados en momentos inolvidables en los que nunca he conocido la soledad de tu mano, dijo que nunca me soltaría, y nunca lo hizo.
La quiero, la quiero muchísimo, es una de esas pequeñas personas por las que merece seguir adelante.
Puedo resumirlo con un simple "gracias".
No te diré "para siempre", a veces las verdades más sinceras no son necesarias de decir.
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