Juro que daría todo lo que tengo; cada órgano, cada recuerdo,
para arrancarte de mi piel y frenar la putrefacción de mi alma.
Nada bueno queda ya en nuestro desierto.
Trajiste la mentira y se ha instalado aquí, ni un hueco me hace en la cama, la muy puta.
Se cuela ante mí en la ducha, y no me deja levantarme de la siesta.
Y la intento echar a gritos, a patadas.
Ni con lágrimas ha aceptado el traslado.
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